Es el observador que somos. También conocida como el YO superior, Yo verdadero o Atman.
Etimológicamente significa “Unido al que sabe” “Cualidad del que sabe”.
En el interior de cada Ser humano podemos diferenciar dos entidades muy diferentes, que pugnan por el liderazgo en el individuo.
Por un lado está el Ego, que es una identificación con los tres cuerpos inferiores y el carácter y nace en el momento de la identificación, cuando consideramos que somos ese compendio No Verdadero.
Por otro lado está la Conciencia que es un continuo, una entidad que no tiene partes ni está limitada por frontera alguna. Comparada con el Ego podríamos decir que es una “Nada infinita” que subyace temporalmente atrapada en el interior del Ego y no está sujeta a tiempo ni espacio, no tiene principio ni fin.
Es la fuente última de percepción, quien finalmente percibe, la que finalmente sabe. Es un mar de infinitas probabilidades de saber, previa a todo lo manifestado y que se alimenta de sí misma.
Es la Vida que soy o Purusha. En el Cristianismo se la conoce como el Hijo de Dios y a su vez es la Vida que Es, o Brahman, el Dios Padre que subyace en todo cuanto existe.
Una gota de agua de un océano es océano sin ser el océano.
Aunque etimológicamente no encontramos gran diferencia entre ambos, podemos ver claramente que existen dos aspectos bien diferenciables entre sí. Por un lado está el sujeto hacedor al que vamos a llamar “Conciencia” y por otro lado está la acción realizada a la que llamaremos “ConSciencia”.