La ale-Gria es Gloria en formato emocional
Empezaremos por los Los tres aspectos fundamentales de la naturaleza trascendental y absoluta del SER:
- Sat: “existencia” o “verdad”. La realidad última y eterna, la existencia detrás del tiempo y el espacio.
- Chit: “Consciencia” La capacidad de Saber del SER..
- Ananda: “Gloria Suprema”; Serenidad, Plenitud, Bienestar absoluto.
Si le preguntáramos a Zoroastro, probablemente coincidiría en la siguiente analogía entre estos tres aspectos del SER y la naturaleza de los cuerpos que conforman nuestro EGO. Al observar el cuerpo físico como el templo donde existimos, este me recuerda a Sat. En el esfuerzo de la mente por saber, veo una versión sucedánea de Chit, y en el cuerpo emocional podemos apreciar un esfuerzo por asemejarse a Ananda.
De la Gloria a la Gracia
La Gloria es un compendio de todos esos aspectos profundos que anhelamos desde nuestro cuerpo emocional. Cosas agradables como seguridad profunda, equilibrio profundo, plenitud total, libertad total, compañía absoluta, bienestar profundo, satisfacción total, inmanencia, sensación de inmortalidad etc. Sin miedo a pasarme puedo afirmar que “La Gloria es la Ostia”.
La ale-Gria se manifiesta como la expresión de Ananda (Gloria), la manifestación del SER que, en su proceso de manifestación, deja de ser perfecta al adoptar múltiples formas en diferentes planos y cuerpos inferiores. Todo lo que existe, existe gracias a la Gracia. En el cuerpo físico, la gracia se manifiesta como materia. En la mente, la Gracia se transforma en modificaciones mentales y en el cuerpo emocional, asume diversas frecuencias emocionales, siendo esencial para la creación de emociones. Sin ale-Gria, las emociones carecen de frecuencia vibratoria y solo hay des-Gracia.
La Sustancia Básica
La charlatanería, las ganas de saltar, bailar, sonreír, reír a carcajadas y el contentamiento son expresiones que habitualmente asociamos con la ale-Gria, y con razón. Todos conocemos y disfrutamos, en alguna medida, de esta sensación tan placentera y nos agrada percibirla en nuestros seres queridos. Cuando la ale-Gria no es necesaria para experimentar alguna emoción del amplio abanico emocional y fluye libremente sin encontrar obstáculos, vivimos un excedente que comúnmente identificamos con la palabra “ale-Gria”. ¿A quién no le aGrada la ale-Gria?
Todos necesitamos sentir emociones, sin ellas estaríamos indefensos y desvalidos ante los avatares de la vida. Reconocemos la ale-Gria cuando fluye sin impedimentos, pero para que salga y se exprese, tiene que haber ale-Gria. Para crear formas emocionales como Rabia, miedo, prisa, cariño, tristeza, celos o cualquier otra emoción, necesitamos una sustancia emocional básica. Si no hay Gracia no hay emoción, no hay Vida. Sin Vida no hay cuerpo físico para hacer, no hay mente para pensar y no hay ale-Gria para sentir.
La des-Gracia
Cuando a una persona le falta ale-Gria va menguando la capacidad de sentir incluso desaparecen todas las emociones y la vivacidad. Decimos que está des-graciada, que le falta “La gracia”, que está estancada y no fluye. A este estado de des-gracia lo llamamos “de-presión”. La depresión es un estado emocional sin la suficiente presión-Gracia para vivir. Donde la Gracia no logra manifestarse, no fluye, no hay ri-queza, hay sufrimiento, pobreza y muerte. Curiosamente, palabras como ritual, rima, rico, río, risa o ritmo provienen de la raíz RI, que significa fluir. La riqueza emocional está estrechamente relacionada con el flujo de Gracia.
Depresión y tristeza
A menudo se sostiene que la emoción contraria a la ale-Gria es la tristeza. Siendo cierto que la tristeza no exterioriza la ale-Gria como si lo hacen otras emociones, no por ello es contraria a la ale-Gria. La tristeza es una emoción que redirecciona la Gracia hacia uno mismo en lugar de exteriorizarla. En la tristeza sana hay Gracia, hay un flujo de ale-Gria dirigida hacia el propio sujeto. Cuando la tristeza se encauza correctamente, sirve para curar heridas o repararse de la des-Gracia acontecida y sanar por ejemplo en situaciones de duelo. No debemos confundir la tristeza con el sufrimiento que trata de resolver, así como no debemos confundir al médico con la enfermedad que trata de curar. Podemos resumir que la tristeza es ale-Gria dirigida hacia uno mismo.
Para ser precisos, los estados emocionales opuestos a la ale-Gria, y por extensión, a todas las emociones, son la angustia y como consecuencia directa si esta persiste, la depresión. En la depresión, la Gracia no fluye y queda estancada. La depresión se caracteriza por un bloqueo donde no hay flujo de Gracia ni experimentamos la ale-Gria. Es fundamental no confundir la depresión, que constituye un bloqueo, con la tristeza, que es una emoción sanadora donde la Gracia está presente.
Depresión y ale-Gria
A menudo se repite que debemos vivir constantemente alegres, pero esta afirmación conlleva ciertos riesgos en su interpretación. La manera correcta de sentir consiste en aprender a dirigir las emociones y deseos de acuerdo con la situación que se esté experimentando en cada momento. Hay momentos muy sanos en los que corresponde sentir emociones como rabia, miedo, tristeza, cariño y otras emociones. Hay momentos para reír, momentos para enfadarse, momentos para estar sin sentir, felices, momentos para asustarse y otros para enamorarse. A cada momento le corresponde un sentir determinado y la dificultad radica en saber y poder canalizar la ale-Gria responsablemente. Si lo conseguimos, es probable que la resultante sea un excedente emocional cuya expresión genera una agradable sensación de bienestar que llamamos Santosha (Alegría serena).
Ale-Gria y Felicidad
La felicidad es la ausencia de emoción, sin embargo, no implica carencia de Gracia, ya que en la felicidad no hay bloqueo emocional; más bien, nos sumergimos en un flujo continuo de ale-Gria, comparable al sereno discurrir de un manantial que fluye sin obstáculos. En la felicidad, las emociones pueden estar ausentes, pero la gracia fluye. Es esencial no confundir la verdadera felicidad con la depresión donde tampoco sentimos. En la depresión la Gracia no se expresa.
La ley de economía y la ale-Gria
“Estar bien” no implica estar constantemente derrochando alegría. Una cosa es que la alegría fluya en mí sin obstáculos y otra muy diferente es que uno tenga que estar siempre derrochando ale-Gría; riendo, hablando y sonriendo. Existen numerosos momentos que carecen de estimulo, sin dopamina, sin emociones. Son momentos de serenidad o felicidad muy yoguicos y saludables, donde no es necesario experimentar ninguna emoción y que debemos aprender a disfrutar sin escapar del momento hacia rellenos artificiales. Si nuestro cuerpo emocional no está bloqueado y nuestras experiencias emocionales son congruentes con el momento que vivimos, no hay motivo para forzar la alegría.
Si hay motivo para la expresión de un excedente emocional, estupendo. Pero si estoy en paz sin nada que sentir, también es igual de estupendo.
PD: Aunque las emociones merezcan respeto de entrada, no siempre hacemos un uso correcto de ellas y por lo tanto no siempre son oportunas y respetables.
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