Etimología de la palabra Ayudar
Desde una perspectiva etimológica hay una conexión entre “Ayudar” y “Yoga”. Mientras la palabra “Ayudar” tiene su origen en “IUMENTUM – IOGUM (YUGO) – YOUG”, que implica conceptos como yegua, cónyuge, ayuntamiento, yugo, yugular, conjunción y uncir, “Yoga” significa unir. Por ello podemos decir que ambas palabras comparten raíces que sugieren unión.
Así al ayudar nos unimos al propósito superior de la vida, representado por los cinco Purushaktas que desarrollamos al acercarnos y servir a la conciencia que somos.
Los cinco Purushaktas
Son los poderes de Purusha, el SER que somos. Son poderes de Maestro y se van desarrollando en cada uno de nosotros con el trabajo espiritual en la medida en que nos acercamos, servimos y AYUDAMOS a la Conciencia que somos.
Los cinco Purushaktas.
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- – Arta: El Poder de Conseguir las cosas.
- – Dharma: El poder de ayudar.
- – Kama: El poder de disfrutar.
- – Moxa: El poder de liberarse.
- – Prapty: El poder de Realizarse.
¿Qué es ayudar?
Es el Acto de Hacer lo Correcto. Es el poder de servir, e intervenir en mi entorno para mejorarlo. Tanto si es a personas, animales, vegetales o cosas.
Ayudar es hacer las cosas bien. Ayudar es servir a la vida. Ayudar es más que una acción; un compromiso con la integridad y la sabiduría.
Decir “sí” o “no” en el momento adecuado implica una conexión con el propósito más profundo.
¿Quién es el destinatario de la ayuda?
Ayudar es servir al ATMAN, al SER. Una de las cosas más difíciles que hay y uno de los poderes que podemos y debemos desarrollar para salir del infierno.
Hay que ayudar a la Conciencia, al ATMAN y no al prójimo.
Al ayudar a la conciencia, que somos, contribuimos al bien común, donde lo bueno es universalmente beneficioso y lo malo perjudica a todos.
Al hacerlo, contribuimos al orden espiritual, a sabiendas de que lo que es bueno para el Dharma es bueno para todos. Aunque algunas personas puedan estar en desacuerdo debido a la ignorancia e influencia de los egos que se rebelan contra el orden Espiritual.
Ayudar es fluir con el Dharma, es hacer lo sensato en cada momento, no dependiendo del receptor de la acción, ni siquiera si nos lo ha pedido o no, aunque sí teniendo en cuenta las circunstancias para saber lo que toca hacer o no hacer en cada momento.
Dharma
Dentro del Dharma universal existe un Dharma “Sua” (Persona) individual y otro “Sudha” (Trascendente). Ayudar implica colaborar con ambos “Dharmas” ya que el “Sua” debe estar alineado y al servicio con el “Sudha”.
“El que proteja el Dharma será protegido por el Dharma,
el que vaya en contra será destruido”
“Lo he hecho por ti”
No podemos, ni debemos hacer nada por los demás, puesto que la verdadera motivación nunca radica en otros.
En muchas ocasiones hemos oído decir que hay que ayudar al prójimo. Esta expresión induce a confusión con demasiada frecuencia y las probabilidades de equivocarse son muchas al considerar al prójimo como la referencia para tomar decisiones. Cuando queremos ayudar al prójimo (entendido comúnmente como el receptor de la acción), corremos el riesgo de que nuestro EGO interfiera contaminando la acción con nuestros gustos, apetencias o preferencias. En muchos casos, el sufijo TE (ayudar-te) “estropea” la ayuda verdadera que debería ir orientada al sentido común, a la justicia, a la bondad… en definitiva Ayudar va más allá de ofrecer al prójimo aquello que nos pide o no nos pide en cada momento.
Como el deseo y la voluntad están en el emisor de la acción y no en el receptor o prójimo, sólo caben dos posibilidades: O lo estoy haciendo por mi Ego, (Egoísmo), o lo estoy haciendo por el Ser (Altruismo).
Altruismo y Ego pueden coincidir
El altruismo surge cuando la acción se alinea con la justicia y la necesidad y la acción de alinea de manera coherente con nuestros valores y la verdadera esencia.
En ocasiones, nuestros deseos y apetencias pueden estar alineados y coincidir con lo que corresponde hacer, esto facilita la acción y no es un problema. Cuando el deber coincide con las apetencias del ego no es egoísmo, sigue siendo altruismo.
Cuando ayudamos a la conciencia que somos estamos ayudando al Todo y a todos y el hecho de que me apetezca hacerlo no cambia nada. Lo bueno, es bueno para todos y lo malo, es malo para todos. Si me apetece será más sencillo.
¿Cómo debo ayudar?
Reconocer la verdadera ayuda implica adorar mi sentido de lo correcto, ya que no toda acción presentada como ayuda cumple con este criterio. La responsabilidad de hacer el bien implica filtrar nuestras decisiones a través del discernimiento consciente.
Debemos aprender a preguntar a la Conciencia que Somos ¿Debo decirlo?”, “¿Cómo lo digo?”, “¿Debo hacerlo?”, ¿Ahora?, ¿No debo hacerlo?, ¿Cómo debo ayudar?, ¿A quién debo hacerlo?, ¿Qué es, aquí y ahora lo responsable? Debemos hacer una llamada a la conciencia y obedecer la respuesta para que la sabiduría continúe despertando en cada uno de nosotros.
Un ejemplo claro de impulsividad “ayudista” es la “consejo manía compulsiva”. Nada más escuchar un problema saltamos con un consejo sin parar a escuchar si es la mejor opción.
Ayudar es Amar
El universo sigue un orden matemático evidente, donde no todo tiene el mismo valor ni es igual de válido. Cuando tenemos ante nosotros un problema, ya sea propio o ajeno, debemos encontrar la respuesta matemática a la ecuación. Como todo es cuestión de medida, debemos considerar los problemas como ecuaciones matemáticas que requieren respuestas matemáticas.
Si la respuesta matemática sensata es poner un 5, la respuesta Amorosa se resume en poner un 5 y no excederse poniendo un 6 ni quedarse corto poniendo un 4.
“HAZ LO QUE DEBAS” Pero, mientras despiertas la sabiduría y la voluntad suficiente, “HARÁS LO QUE PUEDAS”
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