A pesar de la ascendencia que la palabra tiene sobre la mente humana, muchas personas dudan de la eficacia del mantra o fonema místico para canalizar la energía mental y motivarse espiritualmente.
Tal es el caso de un incrédulo personaje que estaba escuchando a un yogui que declaraba:
El hombre incrédulo protestó:–Os puedo decir que el mantra tiene el poder de conduciros al Ser.
–Esa afirmación carece de fundamento. ¿Cómo puede la repetición de una palabra…
conducirnos al Ser? Eso es como decir que si repitiéramos “pan, pan, pan”, se haría realidad el pan y se manifestaría.
El yogui se encaró con el incrédulo y le gritó:
–Siéntate ahora mismo!! sinvergüenza!!.
El incrédulo se llenó de rabia.
Era tal su incontrolada ira que comenzó a temblar, y furioso vociferó:
–¿Cómo te atreves a hablarme de ese modo? ¿Y tú te dices un hombre santo y vas insultando a los otros?
Entonces, con mucho afecto y ternura, el yogui le dijo:
–Siento mucho haberte ofendido.
Discúlpame. Pero, dime, ¿qué sientes en este momento?
–¡Me siento ultrajado!
Y el yogui declaró:
–Con una sola palabra injuriosa te has sentido mal. Fíjate el enorme efecto que ha ejercido sobre ti. Si esto es así, ¿por qué el vocablo que designa al Ser no va a tener el poder de transformarte?
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