La fe como verbo
Investigando la etimología de la palabra “fe”, descubrí que guarda un estrecho parentesco con los verbos “hacer” y “haber”. Como todos sabemos, la letra “f” se transformó en la “h”. Por ejemplo, “fierro” pasó a ser “hierro”. Hoy en día, en gallego se dice “facer”. Por lo tanto, toda acción, del tipo que sea, es un acto de fe. Pensar es hacer, sentir es hacer y hacer es hacer. Todo aquello que hacemos con cada uno de estos cuerpos es un acto de fe.
Al comprender la palabra FE como verbo, vamos a poder dirigir mejor nuestra conducta. Básicamente, un sabio es aquel que sabe hacia dónde hay que poner la FE. Sabe discernir aquello que merece su conFIanza y esFUerzo y FErvor. Otras palabras con la misma raiz: ReFUgio, FEcundo, FErtil, EnFOcar, FAnatcico, FElicidad, FEmenino, FInalidad, FInal.
Creer en algo y creerse algo
Muchas veces he oído decir que tener fe es creer. Como ya hemos dicho, toda acción es un acto de fe, pero hay que destacar que no es en absoluto lo mismo creer en algo, apostar por algo, que creerse las cosas, dando por cierto algo que no tengo claro. Solo porque alguien me lo haya contado. Siendo cierto que creerse las cosas es también un acto de fe, no cabe duda de que es una forma de fe que resulta bastante infantil e insuficiente a la hora de poner toda la carne en el asador en el camino espiritual. Poner fe es sobre todo apostar y para ello es muy conveniente mantenerse critico con las pautas que vemos recibiendo de los Maestros, educadores y Guías Espirituales.
La fe negativa
Como ya hemos dicho, toda acción es un acto de fe, por lo tanto, se puede poner una fe positiva y una fe negativa. Por ejemplo, las palabras Fanatismo, fervor y feligrés son palabras neutras que no aclaran el sentido de la fe. Aunque algunas de estas palabras puedan aparentar algo positivo o negativo, por la connotación que las envuelve. Uno puede poner fe en algo y más adelante comprobar que se ha equivocado. Las personas con fe pueden ser tremendamente peligrosas. De hecho, me atrevería a decir que existe un delicado equilibrio en la especie Humana entre la devoción Diabólica y Simbólica. Por eso es tan importante tener claro el sentido de la vida y poner atención en la manera en que hacemos las cosas.
La práctica cotidiana de la fe
Pudiera parecer que hay otras personas que quedan exentas de la responsabilidad de la fe. Frecuentemente, escucharemos hablar sobre la fe como algo que atañe exclusivamente a personas que se relacionan con el ámbito espiritual o religioso. Pero como resulta que toda acción es un acto de fe. Todas las personas del mundo ponemos en marcha nuestra fe cada vez que pensamos, sentimos o hacemos algo. Nadie queda exento y todos practicamos la fe. Todos somos fieles a algo o alguien, aunque solo fuera al propio Ego de cada cual. Todo lo que es conducta, es un facer, es fe.
Los “ismos”
Si prestamos un poco de atención a nuestro lenguaje cotidiano, encontraremos innumerables palabras que terminan en “ismo”. Algunos ejemplos son nacionalismo, comunismo, machismo, feminismo, racismo, culturismo, patriotismo, cristianismo, budismo, etc. Estas y muchas otras palabras que podrían terminar en “ismo” hablan de devoción, de culto, de fe. Unos practicarán la fe del ateo, otros la fe del científico, otros en el dinero (capitalismo), en la fama, en el deporte, en el optimismo, en la paciencia, en el Yoga.
Todo el mundo practica la fe.
En lugar de decir “tengo fe”, lo correcto es decir “pongo fe“. No importa en qué, si estás vivo, practicas la fe. La pregunta sería si lo hago mejor o peor. En el Bhakti Yoga se habla de Yajña (la ofrenda, ofrecer mis actos). Es una gran técnica de Yoga, pero debemos preguntarnos a menudo: ¿A quién? ¿Cuál es el verdadero dios que yo adoro? Ya que todos los días, a todas horas, estamos adorando algo. La cuestión es: ¿qué tan bien practicamos nuestra fe?
Om Shanti
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