“No tengo que ser nadie, no tengo que demostrar nada, no tengo que conseguir que me quieran, no tengo que retener a nadie, no tengo que ser mejor persona, no tengo que causar buena impresión, no tengo que hacer nada. Toda una vida de esfuerzo por ser alguien, por demostrar quien soy, por conseguir que me quieran, por manipular para tratar
de retener a quien ya no me quiere, por mejorar como persona, por causar buena impresión.
Suelto todo, lo doy todo, ideas, conceptos, pensamientos, creencias, emociones, personalidad, pasado, futuro, obligaciones, esfuerzos, sacrificios… Y me sumerjo en lo profundo, conecto con la Paz presente que siempre estuvo ahí donde no hay una identidad que proteger, y entonces Soy, y entonces sé que soy amado por lo que Soy y no hay nada que pueda hacer para que eso cambie”.
Francisco Mingorance
Esta ciencia milenaria que ha venido de la India aparece con fuerza implantándose poco a poco, pueblo a pueblo en nuestra sociedad ayudando a sentirse mejor a quien lo practica. En muchos recuperanado su salud, reencontrándose consigo mismos, descubriendo todo ese maravilloso mundo interior del cual, en ocasiones, se ha estado huyendo.
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